Me gusta abrigarme

El otoño es mi estación favorita. Desde siempre. En realidad todas me gustan, todas tienen su encanto.  Ayer en Miami por fin el verano, que es casi permanente, se fue a descansar y pude estrenar una linda chalina y abrigarme.  Es Octubre y ya las calles y las tiendas se visten de las fiestas venideras, pronto mis vecinas y sus hijos disfrazados van a caminar de casa en casa para llenar sus bolsas de caramelos "gratis" en Halloween (una fiesta pagana y otra excusa para hacer dinero pero que tiene muchos "aficionados", en Noviembre la fecha de "Thanksgiving" en Grincolandia, los pasteles de calabazas y los pavos con salsas variadas, las comidas y reuniones tradicionales de la fecha de los "agradecidos" es cuando viajan los hijos a ver a sus padres y las carreteras se vuelven muy peligrosas, y en Diciembre las celebraciones de la llegada de la fecha del nacimiento del Hijo de Dios para todos los Cristianos del mundo y con la llegada de la Noche Buena y la Navidad las luces que iluminan todas las ciudades, los colores, los pinos adornados, los trineos manejados por Papa Noel, Santa Clauss, el viejito lindo al que le escriben cartas, que vive en la nieve con sus duendes y elfos y que entra por las chimeneas lleno de regalos, en muchos lugares de Europa los Reyes Magos, los preciosos Nacimientos, los villancos, los colores rojo, verde y dorado,  Hollywood y sus estrenos anuales, los momentos inolvidables en que volvemos a juntarnos con nuestros padres, hijos, hermanos y otros familiares y amigos para compartir nuestros alimentos, escuchar nuestras risas y recordar viejas historias del siglo pasado, antes de la llegada del siglo XX1. Si por mi fuera, viviría siempre en otoño en Miami, en verano en Lima, en Roma en invierno, y en Barcelona en primavera u otra hermosa ciudad en Europa.   Con el otoño llegan mis colores y mis aromas favoritos, es una fecha ideal para viajar por el clima, es tiempo de renovar el vestuario, de sacar el paraguas, de caminar sin sentir que los calores te desmayan, de empezar a usar ropa elegante, abrigadora, sombreros y botas altas, de escribir poemas y deleitarme oyendo violines y guitarras.

Me puse tan feliz ayer de sentir que el viento acariciaba mis cachetes después de un verano extremadamente caliente y demasiado caluroso, un verano agotador porque todos los extremos siempre son malos.   En mi amada Lima es primavera y pronto llega el esperado verano. Los peruanos aman las playas del Sur, tienen una Costa envidiable.  En Miami la gente espera que tengamos un invierno que dure aunque sea una semana o dos, porque la verdad las estaciones no son marcadas como en otros lugares y siempre hace mucho calor.  De Enero a Marzo nos invanden los turistas que buscan el calor evitando sus crudos inviernos.  

Hoy temprano mirando las hojas de los árboles de mi ventana he notado el cambio de sus colores. En mi memoria han desfilado los recuerdos de mi juventud, he visto a mis hijos con sus pijamas de manga larga, y a mi madre llegando a mi casa cargada de bolsas para empezar a preparar galletas, postres y el pavo relleno, su fabuloso pure de papas...y sus salsas (recetas de familia) ayer en los puestos del Mercado al aire libre, canastas llenas de hermosas verduras y alimentos me di cuenta de que había todo tipo de nueces, uvas, higos, ciruelas, fresas, y muchas calabazas (zapallos), cientos de bolsas de caramelos y chocolates, y en Costco todas las maravillas que venden las galletas, las canastas llenas de delicias importadas, todo en hermosos envases con cintas de gala, los vinos exclusivos, los panetones, los disfraces, la ropa abrigadora, los calendarios del 2018, los nuevos libros, los adornos de Navidad, y supe que ya era otoño.

Lo diré como siempre con entusiasmo y agradecimiento, en voz alta y bailando,  aunque ello me merezca las antipatías de algunos a los que les caigo "pesada": a mi me fascina el OTOÑO.   No puedo evitarlo, me gusta la lluvia y el frío me llama porque me invita a cubrirme, a abrigarme, a prender velas y mi chimenea imaginaria, disfruto tanto de usar mi poncho de alpaca, mi manta tejida por la que fue mi gran amiga y se fue muy pronto de mi vida, me hace feliz acurrucarme en el sofá o en mi cama para ver películas antiguas como Casa Blanca, el Dr. Zhivago y tantas otras joyas.  Y se dibuja en mi rostro cansado el recuerdo de cuando en mi juventud alguna vez recogimos castañas, melocotones, manzanas y hongos, y saltamos con mis hijos sobre montones de hojas secas. Me llena de ternura y agradecimiento el olor de la tierra mojada y el aroma de una torta o bizcocho de mantequilla recién preparado con todo mi amor para compartirlo con mi gente amada.  El abrazo de despedida porque el tiempo siempre se hizo muy corto.

Y los que me conocen saben que me gusta escribir en otoño; que me vuelvo a enamorar de la vida, del amor, de todas las maravillas del universo, del entusiasmo que me dan mis nietos y la felicidad que me contagian todas mis amigas con las historias de sus nietecitos amorosos y traviesos, ocurrentes y talentosos, inteligentes, bonitos, que nos llenan la existencia en el otoño de nuestras vidas.  Ah!!! Y también me gusta leer en otoño.  Tengo muchos libros esperando impacientes de que disfrute cada pensamiento, cada historia. Aunque me he vuelto exigente y selectiva a la hora de escoger mis autores.

Feliz otoño para todos los que vivimos en la parte del Planeta que les toca.  Feliz primavera para los otros... pronto nos llega a algunos el invierno y a otros el verano.   Y la vida sigue para disfrutarla, para vivirla con los cinco sentidos y nunca olvidar que debemos ser agradecidos y buscar el camino de la luz, de los buenos sentimientos, y poner siempre primero a Dios.

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