La tumba de Vallejo

Escrito por mi gran amigo y futuro corrector de estilo el genio peruano Cesar Peralta.

Del muro de mi maravilloso amigo César Peralta que nos deleita con su experiencia de ayer Viernes Santo 15 de Abril del 2017 en Paris - visitando la tumba del gran poeta ilustre del que lleva su nombre... mi amado Cesar Vallejo a quien le escribia poemas en mi adolescencia en Lima.     

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París y no me corro
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Así inició César Vallejo su soneto “Piedra negra sobre una piedra blanca”, que también sería una profecía. Efectivamente murió en París con aguacero, pero no fue un jueves sino un viernes, un viernes santo para ser exactos, algo que también dijo algunas veces a sus amigos.
Esto siempre me impresionó desde que lo supe y tuve el sueño de ver su tumba en Paris, el punto final de su peregrinaje por este dado redondo a fuerza de rodar y rodar que es el mundo. Hoy es un viernes santo y he realizado ese sueño. Justo en víspera del 79 aniversario de su muerte. Enorme casualidad que enmarca mi presencia en el cementerio de Montparnasse a donde su Georgette querida lo trasladó en 1979.
Es un cementerio con el cual Paris aloja a 90 fallecidos famosos que han engrandecido la humanidad, entre otros afortunados y menos famosos. Es bastante grande y está organizado en “divisiones” que los peruanos llamaríamos “cuadras”. Aquí “vive” Jean Paul Sartre y su Simone de Beauvoir, el che Julio Cortázar, mencionados sólo para abrir el apetito.
No es muy singular tener ni realizar el deseo de visitar la tumba de Vallejo. Pero muchos lo han intentado sin éxito. Tras horas en la búsqueda entre tantas tumbas Vallejo está en la 12, 4ta línea del norte (que me parece en realidad es el oeste) la tumba número 7. Con estos datos parece fácil ubicarlo, pero excepto las divisiones nada está numerado, y ellas no están separadas con claridad.
Temía que me pase lo mismo y era lo que ocurría hasta que se me ocurrió revisar youtube. Un peruano que había viajado de Lima para ver esta tumba, grabó un video explicando cómo llegar en 5 minutos, después que a él le tomó una mañana encontrarlo. Al momento de ver el video en el móvil yo conocía el área lo suficiente y estaba ya posicionado en la 12 división; asi que llegué en 2 minutos, tras una hora de búsqueda.

Encontré la tumba con una pequeña bandera peruana y unos jarrones de flores con el escudo nacional. Frente a ella un hombre moreno, de aproximadamente 60 años, tomaba fotografías. Nos saludamos y reconocimos como peruanos admiradores de Vallejo. Él dijo además ser familiar: sobrino nieto del poeta. Es decir, el hermano de César Vallejo fue abuelo de este personaje llamado Augusto Vallejo. Había llegado con una peruana que vive en Paris. Ambos eran amigos enlazados por su afición a la poesía. Ella estudia sociología en la Sorbona de París y es además corresponsal de algunos medios en Lima.
Hice un video mientras hablábamos de poesía cuando llegó un hombre de 40 años con terno que nos preguntó si no nos incomodaba que se ponga a limpiar la tumba. Nos retiramos un poco y desplegó su instrumental de limpieza. Escoba, trapeador, botellas de agua para mantener las flores nuevas que trajo y algunos etcéteras más para su tarea. Le pregunté si eso lo hacía por iniciativa personal o si alguna institución se lo encargaba.
Se limitó a contestar con una sonrisa y se concentró en su tarea, de prisa, frenético, obsesivo con los detalles. Lo dejamos hacer y mantuvimos la charla inicial lejos de la tumba hasta que mis nuevos amigos, tras el intercambio de correos, se marcharon; regresé a la carga con este entusiasta de la limpieza de la tumba para romper el hielo e indagar sobre su actividad. Me contó que es limeño y está en Paris hace 25 años, que se llama Miguel. Estos datos surgen de respuestas monosilábicas de su parte. Absolutamente parco y eficiente; dejó la tumba reluciente a contraste con las otras estragadas por el abandono.
Esos cuidados me trajeron a la memoria los que recibe Evita Perón en el cementerio de La Recoleta en Buenos Aires. Personas que no queremos dejar morir. Precisamente Vallejo escribió sobre el poder del amor multitudinario contra la muerte.
A través de la peruana, de nombre Enma Robles, me enteré que cada día 15 se reúnen en Montparnasse un grupo de personas, no únicamente peruanos. Renuevan las flores, recitan sus poemas, le ponen bajo piedras blancas y piedras negras sus versos en papeles manuscritos, o simplemente saludos que intentan portar un mensaje que él pueda, tal vez, recibir en donde se encuentre. “Mi abuelo te admiraba como yo admiro a mi abuelo. He leído tus poemas y ahora entiendo por qué”, es uno de ellos.
Mañana habrá una romería al cementerio y una ceremonia en el Hotel Edesa que fue el primero que utilizó Vallejo cuando llegó al París grande, noctámbulo y efervescente que siempre es. Pero yo siento más a Vallejo en la paz reflexiva de los boulevards, en la proximidad misteriosa que dan los miles de kilómetros entre París y el Perú y la agudización de la sensibilidad producida por esta ciudad inventada para pensar, versificar y prosar.
Han pasado 2 horas y en un bistrot encuentro a mis amigos recientes en un grupo mayor de 6 personas, 2 peruanos más, un ecuatoriano y un argentino. Me invitan a su mesa a discutir las conveniencias e inconveniencias de repatriar los restos de Vallejo al Perú.
Algunos dicen que si, que no es justo que quienes no puedan viajar a Paris no tengan las emanaciones de la tumba de este grande. Otros dicen que Vallejo quiso que sus huesos húmeros y todos los demás permanezcan en París por siempre.
En la tumba, bajo el nombre de César Vallejo, está una frase en francés que puede traducirse como “deseo quedarme por siempre en este cementerio”. Abajo, a “los pies”, está otra frase en francés, firmada por Georgette, que traducida es: “He nevado tanto, para que duermas..”
No hay que olvidar, no hay que desconocer que la pareja de Vallejo, era también una poetiza de polendas. Gracias a ella conocemos más de la obra del poeta pues es quien lo ha editado, promovido, y proclamado al mundo. Aunque sus mayores esfuerzos los hizo en el Perú en donde murió, estuvo muy resentida con el país y por eso puso en la placa atribuyéndole a él la frase que deseaba quedarse ahí para siempre. Es paradójico que el peruano duerma ahora en París y la francesa en Lima. Por eso hablando de repatriaciones hay muchas simpatías con la idea que el cadáver de ella sea trasladado al Montparnasse para que gocen de una paz libre de angustias y desencuentros que no lograron alcanzar en vida.
Unos nubarrones negros aparecen en cielo de Paris. Parece que va a llover. Le tour Eiffel a lo lejos, está serena. Le rivière Seine discurre tranquilo. El escenario está listo para que brille el talento de quienes lo tengan en su mochila.

(No es de mi autoria, el texto pertenece a Cesar Peralta a quien le pido a Dios el privilegio de conocer personalmente en un futuro cercano cuando la salud me permita viajar a Lima y regresar a Paris, a Roma, Madrid, Lisboa, y tantos otros lugares llenos de historias y POEMAS).  

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